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domingo, 2 de enero de 2011

Reflexión en torno a la evaluación y bonificación de policías en Perú.

Enrique Castro Vargas
Investigador Asociado TAP

En un acto inédito en la historia policial del Perú se lleva a cabo un proceso de evaluación de desempeño, que abarca el 1 de enero al 17 diciembre 2010, y que es ligado a la entrega de una bonificación equivalente (aprox.) a 640 USD, para efectivos de unidades especializadas y de 1,300 USD, para efectivos de comisarías.

La policía es entendida como puerta de acceso al sistema de justicia, de permanente contacto con la ciudadanía, con víctimas y victimarios. Las encuestas los consideran responsables naturales en materia de seguridad y su presencia es de carácter nacional. Es fundamental incorporar permanentemente sistemas de medición de la actuación policial que permita mantenerla monitoreada y verificando el cumplimiento de objetivos.

En este escenario hay que decir:

1ro.- Es considerado positivo la realización de mediciones de desempeño. Su vinculación a la entrega de un bono habla del buen momento fiscal del estado peruano, no obstante, las evaluaciones pretenden consolidar las buenas prácticas y desterrar las equivocadas, en suma, obtener conclusiones respecto de qué hay que mejorar. La evaluación nada dice al respecto.

2do.- Si bien el proceso se inicia con varios meses de anticipación no está acompañada de una adecuada publicidad que transparente o visibilice los criterios técnicos y que permita la construcción de opinión pública y/o una legitimación ciudadana.

3ro.- En Perú, desde el 2004 se elabora anualmente Planes Nacionales de Seguridad Ciudadana, en donde la Policía persigue el cumplimiento de una serie de objetivos que no se ven reflejados en esta evaluación. Se pierde una oportunidad para fortalecer el Plan.

4to.- No basta un indicador se requiere una canasta suficientemente amplia de indicadores que permita abarcar la mayor cantidad de las dimensiones del objetivo que se evalúa.

5to.- El 9 de noviembre se emite la orden para que Directores Territoriales llenen fichas Excel y consoliden información sobre las comisarías de su jurisdicción y sobre las otras unidades restantes se haría seguimiento al Plan Operativo Institucional. Esta información sería licuada institucionalmente y se publicaría los resultados. Pero los resultados no fueron divulgados. A esta evaluación colectiva se le aplica una serie de requisitos de carácter individual para efectivamente entregar o negar el bono.

La ficha tiene por Comisaría el número de denuncias registradas y el número de atestados tramitados al Ministerio Público. Evidentemente se trata de una medición de resultados incidiendo en la criminalidad y la violencia pero no queda claro contra qué comparan los resultados ya que son porcentajes y no tasas por 100 mil habitantes, por ejemplo.

6to.- La comisión evaluadora dice que se premia sobre la base del porcentaje de faltas investigadas y tramitadas. Lamentablemente no se puede tramitar denuncias al MP de la misma manera entre comisarías con abrumadoras diferencias en recursos humanos y materiales. Además, la errada distribución policial tiene a más policías por habitante en un distrito de clase alta que en uno de clase D o E, con lo cual esta medición sólo replicara las ventajas de una jurisdicción sobre la otra. Esta situación no sólo se visibiliza a nivel local sino que se reproduce en todo el país.

7mo.- Muchas comisarías del Perú han sido evaluadas internacionalmente en el año 2006, 2007, 2009 y 2010 por ALIANZA ALTUS, que agrupó a instituciones en Perú, con resultados negativos para el país que se encuentra en los últimos lugares del comparativo. Este instrumento, u otros similares, permitirían racionalizar los resultados de una evaluación como la que se llevó a cabo.

8vo.- Un comunicado de la Policía señaló que sólo personal operativo recibiría bonificación sin embargo el trabajo periodístico revelo que Generales y Coroneles se verían beneficiados con el bono.

A modo de colofón
Es positivo y recomendable continuar con procesos de evaluación, no obstante es imperativo ampliar la canasta de indicadores (de impacto, resultados, de procesos y actividades); de igual modo asociar lo evaluado a los objetivos trazados anualmente en el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana. Las demás instituciones integrantes del Plan Nacional deberían realizar evaluaciones mejor planificadas con la intención de perfeccionar la gestión hacia adelante. En el caso de las comisarías, es necesario equiparar condiciones de servicio si se quiere usar la misma regla de calificación.

Hay que ampliar las fuentes. Las evaluaciones rigurosas utilizan más de una: los datos institucionales, las encuestas de victimización y las encuestas de percepción. Respecto de la primera, que es la única que se utiliza en esta evaluación, podemos decir que en Perú aún es artesanal, sujeta a manipulación, con categorías que varían con el tiempo, poco estrictas e informales. El TAP solicitó, hace varios meses, información sencilla de carácter público basado en la ley de transparencia y no ha obtenido ningún tipo de respuesta.

La comunidad es un informante fundamental para medir el desempeño policial, a la vez que es el principal “cliente”, la comunidad a quien está destinado servir el policía, resulta claro que sea ésta quien puede referirse con bastante amplitud y veracidad respecto de la calidad del servicio que se presta.

Una atractiva experiencia internacional es la que realiza el Home Office cada año. Analiza indicadores locales y generales de desempeño policial empleando la British Crime Survey (BCS) y datos propios de las instituciones policiales. La BCS se aplica cada año desde 1982 por el Home Office y está dirigida a población mayor de 16 años midiendo la magnitud del crimen en Inglaterra y Gales. Sondea, además, las actitudes ciudadanas frente al delito y sobre las percepciones y actitudes hacia el sistema de justicia criminal en su conjunto, incluyendo la policía.

El desmentido periodístico que se le hace a la Institución oscurece el proceso de evaluación por ello es recomendable democratizar la comisión evaluadora a instituciones de sociedad civil y medios de prensa desde un inicio.

Identificados los tipos de fuentes para construir indicadores policiales se puede considerar los aspectos siguientes: (i) Indicadores de criminalidad y Violencia (la disminución de la criminalidad es la principal tarea de las policías y en general de los órganos dedicados a la seguridad pública. Esta se mide mediante tasas de delitos registrados en un territorio delimitado y en un periodo de tiempo específico; (ii) Indicadores de percepción de inseguridad (encuestas de percepción); (iii) Indicadores de actividad policial; (iv) Indicadores de malas prácticas (Puede olvidarse que la policía esta propensa a incurrir en malas prácticas como corrupción, violencia innecesaria y arbitrariedad de acciones); (v) Indicadores de gestión Institucional; (vi) Indicadores de relación entre policía y comunidad (Mohor, Alejandra. Uso de Indicadores para evaluar el funcionamiento policial. CESC. Universidad de Chile, 2007).

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